sábado, 2 de octubre de 2010

Hielo con olor a… ¡sandía!

Dado que este curso tengo una asignatura dedicada a la biología de las algas, espero poder conocer mejor el mundillo que albergan ya que lo desconozco bastante y siempre es interesante saber algo de todo. Algunos biólogos se dicen aprendices de todo y maestros de nada y es verdad, nunca lograremos saberlo todo, pero sí algo, por lo menos lo más básico. Así que empiezo con esta curiosidad ahora que el frío va viniendo.

En lo alto de las montañas del oeste de Norteamérica y en los Alpes, excursionistas y campistas se han encontrado en numerosas ocasiones con nieve que presenta una coloración rosácea o rojiza y aroma a sandía. Se dice que también sabe a esta fruta y algunos optan por comerla, aunque en grandes cantidades puede ocasionar indigestión.

imageSorprendentemente, la nieve con olor a sandía, también conocida como nieve roja o nieve ensangrentada, se debe a varias docenas de especies de cianobacterias y “algas de nieve”, entre ellas destaca el alga verde Chlamydomonas nivalis. Este alga, además de presentar la clorofila típica de estos organismos, contiene una elevada concentración de un pigmento carotenoide denominado astaxanthina, que protege las células de un exceso de luz UV. .

Desde mediados de año hasta finales del verano las algas florecenimage formando los conocidos como blooms, produciendo extensas áreas de nieve con este característico aroma. Obtienen los minerales de la suciedad y el polvo que se deposita sobre ésta y a su vez sirven como alimento a protistas, invertebrados, aves y mamíferos, de modo que constituyen una cadena alimentaria basada en la producción primaria de las algas. Durante el invierno desaparecen y al comenzar los deshielos al inicio del verano vuelven a crecer.

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