jueves, 17 de abril de 2014

Juno, diosa de la maternidad y nueva proteína


Tras años de búsqueda por fin le han puesto nombre a la proteína encargada de reconocer la superficie de los espermatozoides en el momento de la fertilización. Y no ha podido ser más adecuado porque Juno es la diosa de la maternidad en la mitología romana, y sin la participación de la nueva proteína que se ha descrito la maternidad no sería posible.




Durante la fecundación hay un proceso que es esencial, y es el reconocimiento de dos superficies provinientes de dos organismos distintos para que se produzca la fusión de membranas y pase el material genético del padre, el DNA, al óvulo de la madre, para completar así la dotación cromosómica que dará lugar a un futuro nuevo individuo.

La superficie del óvulo es un complejo manto compuesto de glicoproteinas, cuya función principal se divide en dos partes. Por un lado crear una superficie tan particular que sólo un espermatozoide de la misma especie sea capaz de reconocer e interactuar, y por otro lado garantizar la entrada de material genético de un sólo espermatozoide y evitar así posible poliploidías que en la mayoría de los casos acabaría dando lugar a seres inviables.

Hace unos años se descubrió la proteína encargada de reconocer esta superficie en el espermatozoide, y recibió el nombre de Izumo. Lo que todavía quedaba por desvelar era qué proteína interactuaba con Izumo, y han sido los científicos del Wellcome Trust Sanger Institute los primeros en ser capaces de pescarla. 

proteínaEl método utilizado ha sido obtener in-vitro la proteína complementaria, Izumo, y marcarla con una sonda fluorescente. De esta manera al cubrir el óvulo con proteína Izumo marcada con verde se ha podido detectar y pescar la proteína con la que interacciona. La llamada proteína Juno. 

Además se ha visto como esta sería clave también en evitar que otro espermatozoide pudiese entrar en un óvulo ya fecundado, causando errores genéticos. Porque tal y como se ha podido observar ya no queda ni rastro de la proteína Juno en la superficie del óvulo una vez esta fecundado, haciéndolo así invisible al resto de espermatozoides.


Este descubrimiento se ha realizado en ratones y podría calificarse de investigación básica, pero sin duda ya ha captado el interés de muchos porque el bloqueo de esta proteína podría ser un perfecto anticonceptivo. Aunque esto todavía queda muy lejos.

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