sábado, 9 de mayo de 2009

Adiós al antiguo edificio del Instituto Arabista Ribera de Carcaixent

Hoy voy a hacer una entrada atípica, que nada tiene que ver a lo que os tengo acostumbrados, pero no me quedaría tranquilo si no escribiese lo que ahora mismo siento en este blog.


Recientemente se ha construido un nuevo instituto en el pueblo de Carcaixent ya que el antiguo edificio que albergaba el centro estaba bastante deteriorado, y después de algunas tareas de reconstrucción, que no llevaban a ningún sitio, decidieron construir uno nuevo y que además costó la tira de años, desde que se planteó esa opción hasta que se ejecutó.


Ayer una de mis antiguas profesoras del instituto con la que mantengo aún contacto, Fanny, me dijo que ya habían empezado las obras de demolición de los antiguos edificios. Sin pensarlo más esta mañana he decidido acercarme allí, para despedirme de aquello. Sé que puede sonar un poco cursi e incluso infantil, pero he pasado 6 años de mi vida entre aquellas paredes y han ocurrido muchas cosas, se han forjado muchas amistades que aun perduran y he conocido a profesores/as que sinceramente han marcado el rumbo de mi vida. Ya sé que el instituto sigue allí, que sólo se ha mudado de edificio, incluso con las mismas vistas porque está situado detrás mismo de donde se ubican (y pronto diremos estaban) los viejos edificios, pero para mí ya no es lo mismo.


Cuando he llegado al lugar no me atrevía a levantar la cabeza y cuando el coche se ha detenido delante de la puerta que tantas y tantas veces he cruzado, unas veces más contento y otras menos pero siempre con ilusión, la imagen que se ha proyectado en mis retinas ha sido dantesca, y sinceramente no voy a negarlo se me han llegado a empañar los ojos de lágrimas.
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Aun no ha empezado la demolición de los edificios más altos pero los edificios de la entrada ya están prácticamente  destruidos. La consejería en dónde tantas veces hemos convencido a Rosa, Pietro y Edu, para que nos abriesen la puerta cuando faltaba algún profesor e irnos antes de hora a casa. O la biblioteca, ese lugar tan recurrido cuando se te había  olvidado hacer algún ejercicio y aprovechabas el recreo para poder hacerlos…De todo eso ya apenas queda nada. Al descubierto han quedado las escaleras de entrada a los laboratorios de física y química en donde tantas veces hemos almorzado y hablado de nuestras cosas, así como el laboratorio en donde cursé la asignatura de Física aplicada que daba uno de los profesores más temidos, Agustín Candel, pero para mí  uno de los más profesionales. 105_0481Aún se pueden ver las sillas y las mesas a punto de caer en lo que eran las aulas, así como el cartel de 2ºC,  mi grupo, una de mis aulas preferidas porque sus ventanas daban a lo que nosotros conocíamos como la “montañeta”, una parte del jardín en donde hemos jugado infinitas veces al escondite o a pillar en nuestros primeros años de la educación secundaria.105_0477
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Estos son algunos de los ejemplos de los buenos recuerdos que guardo de este lugar y que espero que no acaben en la nada como acabaran los antiguos edificios dentro de unas semanas. A muchos de los que estáis leyendo y veáis las fotos diréis: Pero si el instituto era viejo y feo, y estaba hecho polvo…Tal vez sí, pero era mi instituto, y mire hacia el rincón que mire me acuerdo de una anécdota, de un profesor, de un compañero…Entre esos escombros van a quedar muchas experiencias, muchos buenos momentos, y alguno que otro malo…pero al final siempre te quedas con los buenos…Iré visitando periódicamente el avance del derribo…no sé cuál será mi cara cuando vea transformados en un gran solar 6 de los mejores años de mi vida.
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