Éste, al igual que otro libro que comentó Chantal en el blog, Doce pequeños huéspedes, lo encontré de casualidad en un tenderete de libros de segunda mano o descatalogados y lo pude adquirir por unos 2 euros. Al igual que el de mi compañera pertenece a la colección Biblioteca Científica Salvat, y es ahora en verano cuando he tenido la oportunidad de leerlo.
Es un libro que me ha sorprendido gratamente, estamos hablando de una edición del 88, sin embargo es muy interesante la visión que aporta el autor al intentar explicar cómo empezó la vida, de qué están hechos los genes o de qué manera las células de un embrión deciden convertirse en neuronas del cerebro o fibras musculares, entre otras muchas cosas.
Lo más interesante del libro es que está redactado con un lenguaje muy claro, simple y a la vez ameno, conoce muy bien cómo ganarse al lector y si bien es cierto que todo lo que aparece en el libro ya lo conocía, porque estoy en mi cuarto año de carrera, he de reconocer que cualquier persona podría entender el libro perfectamente y sin mucha dificultad.
Muchas veces, para la gente que no está muy informada en este campo, es difícil comprender muchos de los procesos biológicos. Pero el autor, usando símiles de la vida cotidiana, permite entender cómo se transmite la información genética, en que consiste la evolución…Por poneros un ejemplo voy a transcribir un fragmento del primer capítulo y que realmente hizo que no abandonara su lectura:
“Recuerdo, de cuando era joven, un paseo con mi padre por una playa desierta. El mar estaba gris, nubes rasgadas se deslizaban a merced de un viento frío de principios de invierno. Fue un día de descubrimientos. Recostados sobre la arena, entre los restos de algas acumulados en el límite de la pleamar, había viejas botellas vacías, de toda suerte de formas y tamaños. De pronto nos dimos cuenta de que las botellas estaban tapadas, y por más que buscamos no pudimos encontrar ninguna destapada. Quedamos asombrados por aquella insólita uniformidad hasta que mi padre dio con la explicación. Con deleite, me estimuló a encontrar en esa característica de las botellas un significado profundo, y así aprendí una lección de evolución que quedó firmemente grabada en mi mente para toda la vida. Porque, obviamente, aquellas botellas eran los escasos supervivientes de una travesía oceánica”
Tal y como dice el libro, de las muchas botellas arrojadas al mar sólo unas pocas, de forma fortuita o no, fueron tapadas y tan sólo estas son las que han sobrevivido a la furia del océano, tan sólo las más aptas han logrado escapar de la fuerza de selección natural, en este caso el océano.
¿Qué esperáis para seguir leyendo?