martes, 23 de febrero de 2010

¿Cómo se generan los anticuerpos que se usan en el laboratorio? (I)

Hoy en día en los laboratorios de biología molecular, histología, fisiología…el uso de anticuerpos para la detección de moléculas están a la orden del día y forman parte de diferentes técnicas.

image Los anticuerpos para el uso en laboratorio se diferencian en policlonales y monoclonales. Los policlonales constituyen una batería de anticuerpos capaces de detectar distintos epítopos de un mismo antígeno, mientras que los monoclonales sólo son capaces de detectar un epítopo. ¿Cuáles son mejores? Pues, depende del uso y de la técnica, en unas ocasiones nos convendrá la detección de distintos epítopos, como por ejemplo cuando hagamos una inmunocitoquímica sobre un tejido histológico fijado en que los epítopos de interés pueden quedar desnaturalizados por el fijador (en este caso tener varios anticuerpos que detecten diferentes epítopos es ventajoso) pero otras veces nos interesa diferenciar incluso a nivel de dominios o esteroisómeros y en este caso convienen más los monoclonales.

¿Cómo se obtienen los anticuerpos policlonales?

Son los más habituales en el laboratorio. En primer lugar hay que purificar lo máximo posible el antígeno, en el caso de que sea una molécula antigénica pero no inmunogénica (es decir incapaz de inducir la respuesta inmune) se utilizará una proteína que funcione como carrier, como por ejemplo la albumina bovina.

Una vez purificado el antígeno y preparado para inyectar con adyuvantes, etc es hora de elegir el animal. Normalmente para la producción de anticuerpos primarios se utiliza rata o conejo porque se requiere una menor cantidad de suero. La vía de inoculación es algo que varía y que se determina de forma empírica.

Una vez se inyecta el antígeno la respuesta inmunitaria adaptativa que es la que va a dar lugar a los anticuerpos va a pasar por distintas fases. 
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En primer lugar va ha haber una fase de retardo o fase lag. Esta fase corresponde al tiempo que necesitan los linfocitos B para ser activado. La siguiente fase es la de crecimiento exponencial con un aumento brusco de los anticuerpos, en esta fase la producción de anticuerpos es mayor que la de degradación. Posteriormente se llega a una fase estacionaria en donde la síntesis es igual a la degradación, es el punto de mayor concentración de anticuerpos. Y finalmente llega la fase de decaimiento en donde la degradación de los anticuerpos supera a la síntesis y baja la concentración. Por tanto hay tendencia a pensar que el mejor momento para extraer el antisuero del animal es durante la fase estacionaria pero no es así.

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Si después de el proceso de inmunización primaria se pone una segunda dosis del mismo antígeno se repiten las mismas fases que en el proceso de inmunización primaria pero de forma distinta. La fase lag es mucho más corta, la fase exponencial es mucho más violenta y la cantidad de anticuerpos es mucho mayor,  y la fase de decaimiento es mucho más lenta que en la inmunización primaria permitiendo así tener mayor cantidad de anticuerpos. A este fenómeno se le llama hiperinmunización y se debe al efecto de la memoria de los linfocitos B, además la hiperinmunización permite la selección de anticuerpos de mayor afinidad si se reduce la concentración del antígeno en las segundas inmunizaciones ya que se seleccionarán aquellos clones de linfocitos B que compitan mejor por el antígeno, es decir aquellos que tengan receptores con mayor afinidad por el antígeno y que después secretarán en forma de anticuerpos cuando se hayan diferenciado a células plasmáticas.


Durante la meseta de la hiperinmunización es cuando se debe obtener el suero del animal ya que la concentración de anticuerpos será mayor.

¿Cómo se obtienen los anticuerpos monoclonales?



Esto mejor lo dejaremos para la segunda parte de la entrada y que será publicada en unos días. 



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