Menudo titular más sensacionalista y típico de la prensa amarilla, pero es que si no lo hacemos así no nos leéis. Aunque el titular es un poco exagerado no difiere mucho de lo último que se está logrando en el campo de la medicina translacional. En este caso nos vamos hasta la Universidad de Medicina de Pittsburg, donde un grupo de investigadores han logrado transformar células madre de la pulpa dental en células de la córnea.
Para los que no las conozcáis ya, o sepáis qué son, las células madre son células sin diferenciar, es decir, son células que todavía no han adquirido una función. Por poner un símil más terrenal, una célula madre sería como un adolescente que acaba de terminar el bachillerato y que puede especializarse en cualquier trabajo en un futuro según disponga de unos conocimientos u otros en el entorno. Si cambiamos conocimientos por sustancias químicas tenemos que las células madre pueden dividirse de forma infinita para dar lugar a células de cualquier tipo según las sustancias químicas que las rodeen en ese momento. Es por ello que el conocimiento de esas substancias químicas, que actúan como interruptores de genes activando unos y desactivando otros, permite dirigir la diferenciación de una de estas células a otras de tipo muscular, del epitelio, cardíacas, etc.
La clave está en encontrar el cocktail de señales químicas que dará lugar a un determinado tipo celular u a otro. En este caso han logrado diferenciar las células madre procedentes de la pulpa de las muelas del juicio en células estromales de la córnea de forma in vitro. Ambos tejidos derivan de un tejido embrionario común, el meséquima, facilitando así la conversión de una en otra. Posteriormente se han implantado estas células procedentes de tejido humano en ratones dando lugar a las células del estroma, también llamadas keratocitos, que a su vez han sido capaces de producir toda la matriz extracelular característica formada por diversos tipos de proteoglicanos.
La gran ventaja de este tratamiento es que se puede usar las propias células del paciente para tratar su patología, lo que reduce muchísimo las probabilidades de rechazo. De momento se ha probado el tratamiento en ratones, pero hay muchísima esperanza de que funcione en humanos una vez se establezca la seguridad de este autotransplante.
Fatima N. Syed-Picard, Yiqin Du, Kira L. Lathrop, Mary M. Mann, Martha L. Funderburgh, James L. Funderburgh. Dental Pulp Stem Cells: A New Cellular Resource for Corneal Stromal Regeneration. STEM CELLS Translational Medicine, February 2015
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