Plantas “in vitro”, unas delicadas señoritas

Pues sí, tal y como lo leéis en el título, las plantas que han sido cultivadas in vitro, por alguna razón de interés biotecnológico, como puede ser la obtención de plantas clónicas o bien la replicación de un transgén, acarrean una serie de problemas que en ocasiones dejamos de lado al centrarnos única y exclusivamente en el experimento o tratamiento en sí al que sometemos las plantas.

Cuando queremos obtener plantas libres de virus, o por ejemplo obtener una planta a partir de un callo de células que ha sido transformado con algún gen de interés, es necesario pasar por una etapa de cultivo in-vitro. Durante esta etapa se produce la morfogénesis regulando la concentración de hormonas presentes en el medio, de forma que esa masa desarrolle brotes y raíces.

El procedimiento no es lo que ahora interesa, sino lo que viene después. Tras un par de semanas de crecimiento en una cámara de cultivo, con un fotoperiodo constante, una humedad saturada, medio con sacarosa, vitaminas, y todo tipo de sales que se puedan necesitar…tenemos una plantita con un aspecto muy saludable,  con sus hojas y sus raíces perfectamente formadas. Sin embargo las apariencias engañan y lo que realmente tenemos es una “planta burbuja” que va a morir pocas horas después de sacarla de ese entorno, por tanto no es factible trasplantarlas a una maceta normal y corriente, al menos no de inmediato.

Cual delicadas princesas estas plantas han estado viviendo en condiciones óptimas, con todo lo necesario para el desarrollo. Pero la situación a la que se van a enfrentar una vez salgan de esas condiciones es muy distinta ya que la atmósfera no está saturada de humedad, el fotoperiodo es variable, la presión de CO2 y de O2 no es la misma que en la cámara de cultivo, no hay sacarosa en el medio, la concentración de sales varía y no siempre es óptima, y así una larga lista…

Como las plantas han crecido en un ambiente óptimo no han desarrollado muchas estructuras que sí tienen las plantas naturales, para empezar, como el ambiente está saturado de humedad el contenido de lignina en las paredes celulares es menor que en una planta de la misma especie criada fuera del laboratorio. In vitro la planta se mantiene erguida gracias a la turgencia de las células pero la humedad atmosférica es mucho mas baja y necesita lignificar las paredes para sustentarse, por tanto se debe adaptar en este sentido. Otro aspecto a tener en cuenta es la capacidad fotosintética; es cierto que “in vitro” están iluminadas, pero tienen una fuente de carbono en el medio de cultivo, la sacarosa, por eso los cloroplastos no están desarrollados al completo y la fotosíntesis es deficiente, por tanto hay que aclimatar a las plantas también en este sentido. La presión de CO2 y O2, así como la humedad óptima, hace que el sistema de intercambio de gases y la regulación de cierre y apertura de los estomas tampoco se ha desarrollado…

Todo esto hace que trasplantar directamente una de estas plantas cultivadas in vitro a una maceta nos dure menos que canta un gallo…Os cuento todo esto porque a veces parece muy complicado transferir genes, obtener transformantes, y todo lo que queráis, pero una vez se obtienen necesitamos crecer las plantas y si falla este paso, en lugar de un experimento exitoso, tendremos un rotundo fracaso en un paso que durante el diseño del experimento ni si quiera nos habríamos planteado.

Por eso el proceso de aclimatado debe realizarse de forma progresiva, disminuyendo cada vez más la humedad, sometiendo la planta a presión de CO2 similar a la atmósfera, etc. Durante 2 semanas debemos tener mucho cuidado para que la planta crezca adaptándose progresivamente a las nuevas condiciones y por fin podamos trasplantarla a una de las macetas y cultivarla como una más.

P.D: Ahora mismo tengo en la habitación tres plantas en proceso de aclimatación…veremos cuanto me duran…