Uno de los grandes problemas de los insecticidas es que en la gran mayoría de ocasiones no sólo afectan al insecto que es considerado como nocivo, pueden tener efectos colaterales en otros insectos beneficiosos en incluso en el ser humano. Parece ser que la investigadora Mariluz Alonso de la universidad del País Vasco ha aportado su granito de arena para reducir esta toxicidad colateral. ¿Queréis saber un poco más?
El uso de insecticidas fue extendiéndose con el paso del tiempo en muchos lugares del planeta, pero a medida que iban avanzando las investigaciones fueron descubriendo los efectos colaterales que estos podían tener, como fue el caso del DDT, prohibido en la mayor parte de los países desarrollados pero en uso en los subdesarrollados.
Como el DDT, muchos de estos insecticidas, tienen efectos secundarios ya que sus estructuras químicas se asemejan a otros compuestos de otros organismos, como neurotransmisores, neurohormonas, etc. Son compuestos químicamente muy estables y que permanecen durante largos periodos tiempo en las cadenas tróficas, afectando a especies distintas en cada nivel, incluso en el nivel más alto, el de los humanos.
Se han planteado diversas soluciones, buscando nuevos insecticidas más específicos y menos tóxicos para el medio ambiente. En este caso desde la UPV/EHU nos proponen la microencapsulación de biocidas.
La investigadora se ha centrado sobre todo en la bioencapsulación de insecticidas del grupo de los carbamatos, nicotinoides y piretroides, usando como agente encapsulante carbohidratos de ciclodextrina (CD) obtenidos a partir de la hidrólisis parcial del almidón de maíz.
Este envoltorio de CD permite que se obtengan partículas del insecticida encapsuladas de tamaño micrométrico, aumentando la compactación y por tanto facilitando la dispersión. Además se neutraliza la toxicidad frente a otros organismos y se disminuye la alteración durante el almacenamiento.
Otra ventaja muy importante es que el CD aumenta notablemente la solubilidad del producto en agua, con lo que se evita el uso de disolventes apolares derivados del petróleo que pueden ser más peligrosos que el insecticida en sí. Finalmente la encapsulación permite una mayor estabilidad a la temperatura, luz, humedad…aumentando de esta forma el rendimiento y disminuyendo los costes.
Una vez más podemos ver como en España hay investigaciones punteras que nada tienen que envidiar a las que se hacen al otro lado del charco, sin embargo no tienen la difusión que deberían tener, y más siendo un producto nacional.
2 comentarios :
Está genial, todo lo que pueda reducir la toxicidad de los insecticidas ! La cuestión es si se podría reducir su uso. Por ejemplo, está lo que se llama el "manejo integrado de plagas" que es como una nueva corriente que intenta reducir el máximo o totalmente los pesticidas. Yo creo que esto es posible y que solo hace falta investigación y un nuevo modelo de producción agrícola. Hay que confiar en que la propia naturaleza puede hacer mucho más por ti si lo aprovechas y conoces, que el mal que te puede causar. El 99% de las especies son beneficiosas, solo unas pocas en el planeta pasan a ser plagas, y la mayoría es por culpa del ser humano.
¿Sabes si este tipo de investigaciones están avanzando ? Saludos.
Pues he de reconocer que desconozco el término manejo integrado de plagas...seguro que mi compañera estará más enterada...ya sabes que yo soy más de microcosas y nanocosas :)
Publicar un comentario