Rosmarinus officinalis es el nombre científico que recibe el vulgar romero que podemos encontrar en el monte. Es una planta cuyas flores moradas resultan relativamente curiosas vistas de cerca, ya que los pétalos son bastante diferentes entre sí, por ello pertenece a la familia de las Labiadas. Pero, ¿qué hace que al acariciar las ramas nos huelan las manos?
Cada rama contiene numerosas hojitas alargadas, duras y cuyos bordes se han doblado hacia la parte interna inferior, como podemos observar en el corte transversal, lo que demuestra que a lo largo de su vida se han ido adaptando a condiciones de escasez de agua. Cada una de estas hojas nos oculta algo que podemos descifrar con la ayuda de un microscopio. Se trata de unas gotitas, producto de tricomas glandulares que secretan unas sustancias volátiles, cuya fina membrana que las envuelve, hace que al tocarlas se rompan desprendiendo su aroma característico, que probablemente sea otra adaptación para ahuyentar depredadores.
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