Hoy dedico un breve post a una de esas curiosidades que nos regala la biología, en este caso, la genética. En algunos casos, se bromea diciendo que esta sería la explicación científica al feeling o compenetración que puede existir entre algunas madres e hijas, sin embargo, no hay nada probado científicamente.
Como sabréis, todos los organismos eucariotas tienen en sus células unos orgánulos dedicados a lo que llamamos respiración celular, que en última instancia, no es más que un proceso que mediante la oxidación de moléculas orgánicas, usando como aceptor de electrones el oxígeno molecular, que permite la obtención de energía en forma de ATP que la célula podrá utilizar para llevar a cabo sus procesos vitales.
De acuerdo con la teoría endosimbiótica, que supone que mitocondrias y cloroplastos evolucionaron a partir de bacterias que fueron fagocitadas por una célula eucariota ancestral, podríamos explicar la presencia de DNA en estos orgánulos. En humanos se ha visto que el DNA mitocondrial se heredaría en su gran mayoría de la madre y las mitocondrias de los hijos serían prácticamente como los de la madre, esto es así porque en el caso del espermatozoide, durante la fecundación sólo penetra en el óvulo el núcleo con el material genético y algunas mitocondrias, aunque la supervivencia de éstas es poco común. El óvulo en cambio aporta todo su citoplasma, con sus respectivas mitocondrias.
Tras la fecundación tiene lugar la reacción cortical, es decir la liberación extracelular de las sustancias presentes en los gránulos corticales, modificando la membrana celular y la zona pelúcida, impidiendo la adhesión de otro espermatozoide, evitando así las poliespermia (más detalles aquí). Este fenómeno garantizará que únicamente un conjunto haploide de cromosomas paternos penetre en el ovocito. A continuación os dejo una imagen del proceso de intrusión más detallado, como veis la naturaleza nunca dejará de sorprendernos.
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