viernes, 20 de noviembre de 2020

Pfizer...Moderna...¿Cómo son las nuevas vacunas de ARN?


Tras bastantes semanas sin publicar he encontrado un pequeño hueco para ponerme a escribir acerca de algo que, sin duda, marcará un antes y un después en la historia de la medicina si finalmente se confirman los primeros resultados. Gran parte de la población ha visto con ilusión los anuncios de ambas compañías que, como siempre, hay que tomar con cautela pero, ¿qué hay detrás de estas vacunas? ¿En qué se diferencian con respecto de las vacunas clásicas utilizadas hasta ahora? ¿Por qué se ha tardado tan poco tiempo si la comparamos con otras?
Las vacunas han sido un gran avance para la humanidad (por mucho que algunos iluminados lo nieguen) y han incrementado la esperanza y la calidad de vida de muchísimas personas, tan sólo hay que ver la erradicación de la poliomielitis, que tantos problemas causó no hace tantos años.

Muchas de estas vacunas tardaron años en poder desarrollarse y eso hace sospechar de las actuales. No obstante, hay que cambiar la perspectiva. Hay dos factores que han hecho que en pocos meses se hayan desarrollado vacunas tan prometedoras. Por un lado, la urgencia del momento y por otro lado las nuevas tecnologías que han impactado en el campo de la biología molecular y biotecnología. 

Por un lado, el virus ha provocado una crisis sin precedentes, incluso de mayor magnitud que la provocada por el crack del 29, y desgraciadamente el dinero mueve montañas. Las farmacéuticas son conscientes que los mercados se van a recuperar tan pronto como se vuelva a la normalidad, y la normalidad va a pasar inevitablemente por la invención de una vacuna. A eso cabe sumar que aquel que se lleve el gato al agua va a tener ingresos millonarios puesto que las vacunas se van a vender "como churros". Todo esto va a llevar a una competencia entre empresas similar a la que se produjo en los años 60 con la carrera espacial entre la Unión Soviética y los Estados Unidos. Es por ello que todas han ido a velocidad de crucero (sacrificando muchas veces otros proyectos) para poner todo su empeño en la vacuna contra el SARS-COV19.

¿Y por qué ahora se ha hecho tan rápido y hasta ahora podían pasar perfectamente 5 años hasta obtener una vacuna? Aquí entran en juego las nuevas tecnologías que han irrumpido en los últimos años, y que muchas veces se deberían tener en cuenta antes de poner en duda estas nuevas vacunas (aunque repito, con cautela hasta que publiquen los artículos científicos con los detalles). La clave de todo este proceso ha sido la secuenciación del genoma del virus en tiempo récord. Los avances y abaratamiento de las tecnologías de secuenciación han permitido obtener la secuencia del virus en tiempo récord, y lo que es más impresionante, han permitido hacer una secuenciación del virus en distintos pacientes infectados, permitiendo obtener, casi a tiempo real, los cambios y mutaciones del virus a lo largo de la pandemia. De esto ya hablamos en el blog en marzo (aquí).

Conocer la secuencia permite tener los planes de invasión del virus en nuestro cuerpo, y sobre todo conocer la llave que utiliza para desbloquear las cerraduras de nuestras células e invadirlas. Una vez dentro, los virus utilizan su material genético (en forma de ARN) para "okupar" las células y utilizar todos sus recursos para generar nuevas partículas de virus y seguir invadiendo tejidos. Es cierto que el cuerpo intenta defenderse, pero se enfrenta a algo muy nuevo y en ocasiones no lo consigue, es por ello que la única forma de ganar la batalla es entrenar nuestros cuerpos frente al enemigo, y eso se consigue a través de las vacunas.

Las vacunas tradicionales consisten en inocular el virus o la bacteria atenuadas para que el sistema inmune las conozca, cree una memoria inmunológica y pueda luchar contra cualquier invasión real de tal forma que no se manifieste la enfermedad o que lo haga con síntomas muy leves. Las nuevas generaciones muchas veces ya no se inyecta el organismo atenuado, sino que se inyecta una proteína de la cápside del virus (que es lo primero con que se topa con el sistema inmune). Estas proteínas se sintetizan con la tecnología de ADN recombinante y ya se inyecta la proteína directamente. 

El salto que quieren dar las empresas Pfizer o Moderna es utilizar por primera vez de forma masiva una vacuna de ARN (o RNA). En este caso se inyecta el ARN que codifica directamente para la proteína que va a actuar como antígeno y va a entrenar el sistema inmune para los futuros encuentros con el virus.

Este tipo de vacunas tienen ciertas ventajas con respecto a las originales, dado que se pueden sintetizar a la carta, sin necesidad de producirlas a través de producción heteróloga. Además pueden ser modificadas si hay algún cambio en la proteína del virus, modificando la secuencia. Por otro lado, las proteínas del virus se van a expresar en un entorno más parecido al que ocurriría con una invasión real, haciendo que los antígenos se parezcan más a las proteínas del virus, que si se sintetizase mediante producción heterologa, en donde pueden haber variaciones en el plegamiento. Y no, no van a modificar nuestro genoma porque todo este proceso ocurre en el citosol celular...no en el núcleo.

Hay que ir con cautela, sin embargo no pienso que estas vacunas no sirvan para nada, como han insinuado algunos investigadores que ahora mismo se están dedicando también a investigar sobre vacunas alternativas, bajo mi punto de vista han sido arrollados por ciencia más moderna, nada más. Hay que ser cautelosos, son empresas y sabemos todo lo que eso conlleva, pero mentir sobre algo tan serio, tendría un beneficio a corto plazo pero significaría la ruina en pocos meses...




 


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