Cada año tengo asignaturas que se prestan más a ser objetivo de mis entradas, algunas porque tienen la capacidad de despertar más mi interés, y otras, como es el caso, porque se presta al conocimiento de un montón de curiosidades y anécdotas.

Cuantas veces habréis abierto un tarro de yogur y os lo habréis comido…sin embargo estoy seguro que algunos de vosotros desconoceréis le proceso de elaboración…otros simplemente os sonará de algo que la leche fermenta…a partir de ahora todo aquel que lea esta entrada conocerá como se elabora y en que consiste.
El yogur se elabora a partir de la leche de vaca ¿y nada más? En principio sí. Pero es una leche cuyas propiedades han sido modificadas gracias a la acción de microorganismos. Si os fijáis el yogur tiene una consistencia más sólida y además un sabor ácido característico. La razón es que el yogur es resultado de la precipitación de la caseína, la proteína mayoritaria de la leche. Esta proteína es totalmente soluble cuando el pH es 7, es decir, tal y como sale de la ubre de la vaca (aunque luego antes de la elaboración del yogur sea pasteurizada). Sin embargo el pH del yogur no es 7, está alrededor de 4,5 y a este pH los grupos ácidos de los residuos aminoacídicos están protonados, la proteína ya no forma coloides, produciéndose la precipitación y dando lugar a eso que conocemos como yogur.

La bajada del pH de 4,5 a 7 está provocada por los microorganismos que se utilizan para la elaboración del yogur:
Streptococcus salivarius y
Lactobacillus delbruecki subs. bulgaricus.

Estos dos microorganismos utilizan los azúcares de la leche como fuente de carbono, y más concretamente la lactosa. La lactosa es un disacárido compuesto por galactosa y glucosa que estos microorganismos son capaces de hidrolizar en sus monómeros y fermentarlos. Durante el proceso de fermentación se obtiene como producto el ácido láctico, el responsable de la bajada del pH y la precipitación de la caseína.

Supongo que todos, después de leer esto os estaréis preguntando por qué no se usa uno de los dos…en lugar de los dos. La razón es que la producción del yogur es un proceso metabiótico .Cuando la leche pasteurizada es inoculada con los dos tipos de microorganismos y se incuba a 42ºC
Streptococcus se encuentra en condiciones óptimas, de manera que la fase de latencia es nula y pasa a la fase de crecimiento exponencial. Sin embargo
Lactobacillus no crece bien bajo estas condiciones, prefiere un pH más ácido para crecer y su fase de latencia es más larga. En el transcurso de unos 30 minutos después de la inoculación se ha alcanzado un pH en la leche de 6. Bajo estas condiciones
Streptococcus llega a la fase estacionaria, llegando incluso al declive, pero deja un pH aproximadamente de 6. Como
Lactobacillus tiene un pH óptimo de crecimiento de 5.5 se dispara la fase exponencial de crecimiento de éste y la producción de ácido láctico es máxima, alcanzando un pH de 4.5. A este pH
Lactobacillus llega a la fase estacionaria (sin crecimiento neto) y la caseína de la leche ha precipitado por completo. Como podéis ver hay una especie de “colaboración” entre ambas bacterias, ya que
Streptococcus prepara el terreno a
Lactobacillus.
Si usásemos sólo
Streptococcus tendríamos un yogur poco ácido, líquido y sobre todo peligroso, ya que a pH 6 pueden crecer perfectamente bacterias enteropatógenas y el yogur dejaría de ser un alimento seguro, y si usásemos sólo
Lactobacillus tendíamos una fase de latencia muy larga en la cual podrían crecer bacterias enteropatógenas con una tasa de división mayor que las lácticas, dejando de ser también un alimento seguro.

Por tanto en la elaboración del yogur la colaboración de ambas bacterias es esencial…Una vez más la biología, y en este caso la microbiología, está detrás de algo tan cotidiano como coger la cuchara, ir a la nevera y comerse un yogur.
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