Ya hablamos en algún post sobre los problemas que acarrean las inmersiones en el mar y los accidentes por descompresión que pueden aparecer con el retorno a la superficie y comentamos algunas adaptaciones de organismos a este problema. Hoy os traigo otro ejemplo de un animal que se las ha ingeniado para adaptarse al buceo, se trata de una estrategia de lo más curiosa, eliminar los eritrocitos de la circulación sanguínea entre las secuencias del buceo.
Las conocidas focas de Weddell y las focas franjeadas, son capaces de almacenar una gran cantidad de oxígeno, de modo que suelen tener elevadas concentraciones de eritrocitos en la sangre mientras están sumergidas, además sus eritrocitos tienen un tamaño extraordinariamente grande. Pese a que esta adquisición les permite almacenar una mayor cantidad de oxígeno, todo en este mundo puede tener su desventaja, en este caso es que aumenta la viscosidad de la sangre y por tanto el corazón debe realizar un mayor esfuerzo para conseguir bombearla ¿alguna solución?.
Pues sí, estudios han demostrado que una parte de los eritrocitos se retiran de la circulación sanguínea y mientras tanto son almacenados en el bazo cuando las focas están en la superficie del agua o descansando sobre la tierra y con el siguiente buceo, retornarán a la sangre. Esta eliminación de los glóbulos rojos permite al corazón no tener que realizar actividades tan intensas durante el bombeo.
La sangre de una foca de Weddell tiene el 38% de eritrocitos (por volumen) cuando el animal está en reposo en tierra mientras que se enriquece hasta el 52% durante el buceo. El desplazamiento de los glóbulos rojos hacia el bazo tarda entre 10 y 20 minutos, de modo que para optimizar un poco más el proceso, sólo se lleva a cabo durante secuencias de buceo y se retiran durante periodos prolongados de reposo. Las adaptaciones de los animales marinos nunca dejarán de sorprendernos.
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