Aunque parezca el título de una película al más puro estilo americano, no os engañéis, si no teníamos suficiente con la pesadilla del mejillón cebra y su imparable avance por los ríos de nuestro país, ahora tenemos otro quebradero de cabeza llamado almeja asiática y el río que ha elegido invadir esta vez ha sido el Júcar. ¿Qué tendrán en contra de nosotros los bivalvos? Bromas aparte, se trata una vez más, de un problema serio de difícil solución.
La almeja asiática o Corbicula fluminea es un molusco bivalvo perteneciente a la familia Corbiculidae, originaria de Asia. Allí es conocida como la almeja de la prosperidad y la buena suerte o también como la almeja de oro (nombre más conocido en acuariofilia) por la tonalidad dorada que poseen sus valvas. El problema de esta especie es el mismo que el de todas las especies invasoras que nos azotan. Se ha adaptado perfectamente al ambiente y a las condiciones climáticas y además tiene una elevada tasa de reproducción, pudiendo autofecundarse y llegando a liberar hasta unos 2.000 juveniles al día, de tan solo 1 mm. La madurez se alcanza al cabo de 4 años con 1 cm de tamaño y los adultos llegarán a los 5 cm logrando verter al medio hasta 100.000 individuos a lo largo de toda su vida.
Su historia como especie invasora comienza en 1924, cuando se encontró por primera vez en América del Norte, como consecuencia de la inmigración asiática que empleaban estas almejas como alimento. En Europa, se descubrió la presencia por primera vez en el río Rin a finales de 1980 y posteriormente fue extendiéndose por la República Checa, Portugal y a día de hoy España, además de en el río Ebro y Guadiana, ahora también en el Júcar.
El lunes se alertó de la presencia de este ejemplar en el río Júcar, a su paso por la localidad valenciana de Antella, donde un grupo de investigadores de la Universitat de València, de la Conselleria de Medio Ambiente y de la Oficina Devesa-Albufera encontró en una hectárea una gran cantidad de ejemplares y se llevó una muestra para su estudio y clasificación, confirmando de qué especie se trataba. Desde la Consellería de Medio Ambiente se ha explicado que se empleará la infraestructura de la red de detección de Mejillón Cebra para poder realizar prospecciones y localizar de este modo todas las posibles colonias de la almeja asiática y elaborar un plan de control.
Según el biólogo de la Universitat de Valéncia Juan Rueda, presente en el descubrimiento, este organismo podría tener unas repercusiones similares a las que provoca el Mejillón Cebra, aumentando la turbidez del agua y provocando la competencia por el alimento con otras especies autóctonas, a las que podría desplazar o incluso provocarles la desaparición. Además su invasión puede llegar a atacar tuberías y cañerías provocando su obstrucción.
Se cree que la introducción de esta especie vendría dada por actuaciones de acuariófilos que habrían soltado ejemplares y por embarcaciones dedicadas a la pesca deportiva. Una vez más, la recogida periódica de ejemplares permitirá el control de las poblaciones pero su erradicación será muy complicada ya que el hecho de que las temperaturas ahora en invierno sean más suaves a consecuencia del calentamiento global, favorece su adaptación haciendo flaco favor a los que tienen la esperanza de acabar con esta nueva invasión.
Os dejo algunas imágenes para que la conozcáis mejor:
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